Después del fallo de Salvador Planas y Virellas es conducido a la Penitenciaria Nacional donde fue condenado en marzo de 1908, tan solo unos días después de que otro anarquista de nombre Francisco Solano Regis atentara fallidamente contra el entonces presidente, Figueroa Alcorta. Años más tarde, en 1911 planean la fuga que los llevó lejos de las garras de la prisión.
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